Dame un bolígrafo y un papel y te enseñaré a soñar. Antes de que aprendas a soñar debes cerrar los ojos y imaginar un mundo nuevo, solo para ti y para mi..

miércoles, 2 de noviembre de 2011

La soledad viene de serie.






Fuera la vida. Fuera la gente corriendo, los trenes escapando, las gotas resbalando por el cristal de la ventana. El jabón escurriéndose bañera abajo. Los autobuses girando en espiral. Las señales de tráfico advirtiéndome. París demasiado lejos. Oviedo demasiado cerca. El mar sin respuestas, la luna llena mirándome fijamente. Yo, sin saber que decir. Creyendo que Yann Tiersen me sacará de la rutina. El otoño, la vida, los sueños que dejamos ir con las ojeras. Una de estas noches, meto en una maleta un par de pantalones, la cámara, calcetines y me largo. Y cojo uno de esos trenes sin destino, con camas alineadas. Y escapo, escapo mientras miro como todas las luces se quedan atrás. Como todo se hace pequeño y yo empiezo a hacerme grande poco a poco. Mi soledad y yo. Y empiezo de cero, en un lugar en el que se puedan arrancar margaritas y ponerlas en un florero inventado. Donde no cueste la vida. Fuera las luces, el tráfico, el silencio. Aquí delante, un poco de poesía y un vaso de leche para sobrevivir. Que todo es efímero y sólo quedan palabras para salvarnos.

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