Dame un bolígrafo y un papel y te enseñaré a soñar. Antes de que aprendas a soñar debes cerrar los ojos y imaginar un mundo nuevo, solo para ti y para mi..

domingo, 16 de octubre de 2011

Eternidad.



Sentirse llena. Sí, esa sensación extrema de sentirse bien, de sentirte a gusto con tu vida, aunque sólo sea durante esos ratos que pasas con él. Con eso basta, de verdad. Lo malo es, que termina actuando como la droga más peligrosa y adictiva que te puedas encontrar. Una vez que has tocado el cielo con la yema de tus dedos, no quieres volver a bajar. ¿Y qué es lo que pasa con esto? ¿Por qué es tan deseado? Yo te lo explico. Es tan deseado, tan aspirado por tantos, porque una vez que estás ahí arriba, el tiempo pasa como un suspiro, y eso, siempre te deja con ganas de más. Tu mente y todo tu ser ya no se quieren conformar con la simple realidad. Quieren vivir ese sueño que has conseguido alcanzar, porque saben que esa es la única forma que tienes para poder vivir feliz. Porque la vida no es fácil de llevar, y pequeñas cosas son las que te hacen seguir con el día a día, al menos con una sonrisa en la cara. Y para mí, esa pequeña cosa eres tú. Tú con tu piel suave y clara. Tú con esos ojos que lanzan miradas que me cautivan por dentro. Tú y tus labios, esos que me han hecho suspirar, llorar, gritar, y por qué no, volverme loca. Tú y tus pensamientos, esos que me cuentas y que tanto me gustan. Tú y tus virtudes. Tú y tus defectos. Tú y todo tú... Para. Deja de desvariar. Deja de recordar sueños. Deja de describir tu paranoia, esa que te tiene en otro mundo las 24 horas del día, porque lo que te está pasando es que estás sufriendo el mono de esta droga. La droga de la felicidad. Esa que aceptaste probar, pero de la que no quisiste leer la letra pequeña, que te advierte tan sólo una cosa: La felicidad no es eterna.

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