Dame un bolígrafo y un papel y te enseñaré a soñar. Antes de que aprendas a soñar debes cerrar los ojos y imaginar un mundo nuevo, solo para ti y para mi..

martes, 18 de octubre de 2011

Que no importa cuanto caigas, lo más grande es levantarse.




Dicen que segundas partes nunca fueron buenas y tienen toda la razón, si la primera acabó, por algo sería, no hace falta forzar una segunda historia para repetir los errores y tropezar en los mismos baches. A buen entendedor, pocas palabras, pues de qué sirve estropearlo todo intentando llenar el vacío que se puede cortar con un cuchillo, para eso mejor callarse.
Que sí, que también tienen razón cuando dicen que después de la tormenta siempre llega la calma, siempre aparece alguien que cose los jirones que dejó el anterior, que cure las heridas que te hiciste al barrer el suelo una y otra vez, que te enseñe las formas nuevas de las nubes y a llegar más alto que ellas.

No hay dos sin tres, siempre hay alguien de por medio en todo, absolutamente en todo, da igual que subas, que bajes, que grites o que estés callado. Qué fácil es decir que al buen tiempo buena cara, pero ven y dímelo cuando no deja de llover en mí, aunque siempre hay un roto para un descosido, y habrá alguien que hará que te guste bailar bajo la lluvia y oír una tormenta un domingo por la tarde mientras ves la tele entre mantas.

Quizás será verdad que lo bueno se hace esperar y aquí estoy yo, viviendo a duras penas mis circunstancias, haciendo tiempo hasta que llegue algo por lo que valga la pena preocuparse. Al fin y al cabo, al pan, pan, y al vino, vino.

No hay comentarios: